En el mundo de la F-1 siempre han habido pilotos que, aparte de su estilo o de su capacidad para especular, de su virtuosismo o su espectacularidad, se han destacado por mantener en cualquier condición un alto espíritu combativo. Joseph Siffert pertenecía a esta clase de hombres y en honor a su memoria un grupo de amigos y Philip Morris Europa —que lo apoyaba y sigue en contacto con las carreras a través del Marlboro Team BRM—han creado un premio que lleva el nombre que sirve de título a este recuadro, y que premia al piloto que más se destaque en cada carrera puntable de F-1, sin que importe la posición en que termine. El premio consiste en un lingote de oro de cien gramos y se entrega a quien sea elegido por un jurado de 10 periodistas especializados, elegidos entre los miembros de la International Racing Press Association. El Prix Rouge et Blanc comenzó a entregarse en Brands Hatch y sus ganadores hasta ahora han sido Arturo Merzario en esa carrera, Ronnie Peterson en Nürburgring, y Mike Hailwood en dos oportunidades consecutivas, Zeltweg y Monza. En Canadá el honor fue para Carlos Reutemann y el valor del premio para nosotros debe ser el de servir como testimonio de cómo anda nuestro hombre en Fórmula Uno. La falta de resultados hace pensar a mucha gente que Reutemann no está para esas cosas pero el reconocimiento de los colegas europeos debe darnos la pauta del nivel del santafesino, ya que su opinión no está viciada de ningún tipo de parcialidad. A su vez el premio también es un gran aliciente para Lole en este año que bien pudo ser mejor de no ser por problemas ajenos a su labor, pero que promete grandes progresos para el venidero.