
DETALLE DE LA CARRERA
Gran Premio de Roma
El Gran Premio de Roma corrido en el autódromo de Vallelunga, determinó el fin de una contienda que, rodeada de un clima de suspenso. mantuvo a la gran mayoría de los argentinos pendientes de su desenlace. Como hacía mucho tiempo no ocurría, un corredor de autos, Carlos Reutemann en este caso, fue la figura de la semana. Su nombre estuvo en boca de todo el país. aun de quienes no acostumbran a seguir de cerca el automovilismo. En los siete días posteriores a su triunfo en Hockenheim. primero de su campaña, Reutemann acaparó la atención y las esperanzas de millones de compatriotas que deseaban fervientemente que el santafecino lograra un dificil pero no imposible título de campeón europeo de Fórmula 2. Lamentablemente, no pudo ser por circunstancias que en cierta medida escaparon al alcance del mismo Reutemann. En efecto, antes de la carrera, "Lole" era perfectamente consciente de que debería competir para defender su condición de escolta de Ronnie Peterson en el torneo, por decisión de quienes tienen en sus manos la conducción del equipo argentino en Europa. Si bien en algún momento pudo parecer criticable, la medida no fue desacertada, ya que si bien Reutemann contaba con posibilidades las mismas estaban condicionadas al rendimiento de Ronnie Peterson y su March 712 M. Funcionando éste al ciento por ciento de sus posi-bilidades durante la carrera (como lo hizo), no tenia sentido que Reutemann se jugara para alcanzarlo, ya que aunque ganara, la balanza se inclinaba en favor del sueco. Por ello, "Lole" corrió pura y exclusivamente con miras al subcampeonato, y su regularidad dio frutos esperados, ya que ahora tanto Peterson como Reutemann son inamovibles en sus posiciones y... vale mucho más un subcampeón efectivo que un campeón en potencia.
PETERSON, EL CAMPEON
De todas maneras, aunque .Reutemann hubiera sacado a relucir la garra puesta de manifiesto en Albi y Hockenheim, hubiera sido muy difícil poder presentar batalla a Peterson, el piloto que más y mejores calificativos cosechara en su campaña 1971. Todos los que tuvieron oportunidad de verlo girar en el circuito de Vallelunga coincidieron en un aspecto; era el más indicado para ser campeón, parcialismo telúrico aparte.
Es evidente que el sueco se ganó el título con todos los honores, y no debe olvidarse que fue subcampeón en F 1. Si no aspiró también al campeonato mundial fue porque delante suyo tenía nada menos que a Jackie Stewart montado en un inalcanzable Tyrrell, que si no ¿quién puede asegurar que no hubiera sido campeón? Los resultados de Roma fueron el mejor broche que Peterson pudo haber puesto a su campaña de este año. Analizándolo desde el punto de vista con-ductivo. ¿quién puede objetarle algo a este corredor que estira los límites a su voluntad, inventa trayectorias imposibles y hace que a su paso los guard-rails parecieran correrse hacia atrás? Como en el resto del año, el March se ubicó siempre donde a Peterson se le antojó. Cruzado, deslizando sobre sus cuatro ruedas, pero siempre obedeciendo a los reflejos de uno de los cerebros más rápidos del mundo. Aunque hubiera podido hacerlo Peterson ganó sin especulaciones, y si bien en la primera serie lo dejó hacer a Emerson Fittipaldi, contó en todo momento con resto para cualquier eventualidad. La prueba está en que en las tres vueltas que duró en carrera en le segunda batería, el brasileño comprobó resignado cómo el March amarillo se hacía cada vez más chico delante suyo. Finalizó la carrera y Peterson, como buen profesional que es, recibió su premio, tomó una gaseosa y trepó a un helicóptero del cuerpo de "carabinieri", que lo trasladó hasta el aeropuerto de Roma, para de allí viajar a España, pa.ra correr el 12 de octubre, en Barcelona. Precisamente por eso no pudo compartir el podio con Dieter Quester y Carlos Reutemann, que lo siguieron en el cómputo final, como tampoco pudo hacerlo Emerson Fittipaldi, que luego de imponerse en la primera serie aguantó tres vueltas de la segunda y terminó su carrera contra un guard rail, como consecuencia de haber colocado neumáticos nuevos, con menor adherencia que los que habla utilizado en la primera batería. De haber continuado los esfuerzos del austríaco Dieter Quester seguramente hubieran sido vanos, ya que el brasileño contaba con todas las posibilidades de escaparse detrás de Peterson. No obstante, Quester tuvo bastante trabajo con el acoso de que lo hicieron objeto Jean Pierre Jaussaud, Henri Pescarolo y Mike Beuttler en las dos series.
LA ACTUACIÓN DE REUTEMANN
El retraso de Pescarolo y Beuttler fue precisamente la contingencia que le permitió a Carlos Reutemann ascender hasta el tercer lugar, ya que hasta entonces (faltaban ocho vueltas para terminar), se ubicaba quinto y sin intenciones de esforzarse demasiado para superarlos. El mismo Reutemann no se mostró muy conforme con su rendimiento, ya que, al parecer, la política conservadora impuesta por la dirección del equipo en el sentido de asegurar el subcampeonato a toda costa no fue totalmente de su agrado. Máxime cuando los neumáticos lisos que usó en las pruebas de clasificación fueron reemplazados por un juego de cubiertas con dibujo. con lo que, a juicio de Staffa y la gente del Automóvil Club Argentino, ganaba en seguridad, aún a costa de no poder aprovechar totalmente la potencia disponible. Por otra parte, estaba bien claro que el motor, reacondicionado a cero km por Novamotor, podía haber reportado una performance mejor, pero órdenes son órdenes y "Lole" obedeció sin replicar, pero sin poder disimular su desacuerdo. Con respecto a Carlos Ruesch, realizó una buena actuación comparativamente con resultados anteriores, pero se pudo observar que su motor en ningún momento tuvo un rendímiento equiparable al de Reutemann. Fue 13° en la primera serie y 9° en la segunda, y en esta posición lo ubicó la suma de tiempos, pero la experiencia que a pesar de todo cosechó Ruesch en lo que va del año hubiera sido mejor aplicada de contar con un motor más potente. De todas maneras, sus resultados no son criticables si se tiene en cuenta que influyó un factor ajeno a las posibilidades del cordobés que, a pesar de todo, bastante hizo en su primer año en monoplazas. La semana próxima, otra vez en Vallelunga, puede darse sobre la pista el duelo Peterson-Reutemann que todo el mundo espera, ya que en esa oportunidad ambos estarán exentos de toda especulación, para asegurar sus posiciones en el campeonato. Es probable que ese enfrentamiento, hasta ahora observado en los números y nunca en la acción, pueda dar la pauta exacta de cuáles son las posibilidades que asisten al santafecino frente a la sensación de 1971, y si bien no tendrá un valor material, ya finalizado el campeonato puede ayudar a realzar aún más la imagen de "Lole" frente a los ojos de los europeos. De todas maneras, mucho y muy bueno fue lo realizado hasta ahora por Reutemann. sobre todo en las tres últimas semanas, que por supuesto redunda en beneficio de la imagen del automovilismo argentino, en un momento de transición para la actividad interna, pero sin duda inmejorable para la proyección internacional.
A PESAR DE LOS RESULTADOS
La carrera había tocado a su fin. Reutemann recibió las felicitaciones de los integrantes de su equipo, de algunos directivos del Automóvil Club Argentino y, repentinamente, desapareció de la escena. Varios periodistas argentinos que trataron de localizarlo no tuvieron suerte. No hubo palabras piloto argentino. En el ambiente quedó flotando una rara sensación. Según dedujeron varios de los presentes el flamante subcampeón eurpeo de Fórmula 2, se aisló ex profeso, aparentemente disconforme con las indicaciones emanadas de la dirección del equipo. Dicha disconformidad se habría originado en las directivas que recibió Reutemann en relación con la manera de encarar la penúltima prueba del campeonato. Al parecer, desde las altas esferas del ACA se decidió, en comunión con Héctor Staffa asumir una actitud conservadora en la carrera del domingo último, con el fin de asegurar el subcampeonato, desechando de antemano toda posibilidad de salir a pelearle la vanguardia a Ronnie Peterson. La orden habría sido bastante concreta, lo más importante era conseguir por lo menos uno o dos puntos. Incluso, esto fue escuchado de boca del señor Armendáriz, directivo del ACA presente en Roma. Reutemann, empero, se habría mostrado contrario a dicha actitud; es decir que hubiera preferido salir a luchar por el campeonato. Los primeros indicios de que algo pasaba al respecto. se tuvieron con la elección de los neumáticos a utilizar en la carrera. En las pruebas de clasificación, Reutemann utilizó gomas de superficie casi lisa, que en Europa se denominan comúnmente "slicks". Éstas contaban con sus preferencias, pero la dirección del equipo prefirió utilizar las comunes, con dibujo. Con los "slicks". el argentino se encontraba mucho más cómodo y advertia claramente un mayor rendimiento en el auto. Empero. en carrera. "Lole" debio resignarse a usar las comunes y atenerse a las indicaciones de la dirección del team que le exigían asegurarse el segundo puesto del torneo. Tal vez ello explique por que Reutemann no pudo esta vez con un hombre como Dieter Quester a quien siete dias antes había vencido fácilmente en Hockenheim. En otro orden de cosas, también parece tirante en el equipo la situación del otro piloto, Carlos Ruesch. Como se sabe, el cordobés sufrió a lo largo de todo el año las consecuencias de una atención mucho menor por parte del equipo, abocado de lleno a lograr el objetivo principal: llevar al primer piloto del mismo al lugar más alto posible. Ruesch debió, entonces, luchar varias veces con medios mecánicos no acordes con lo que tal vez podía dar. Y la prueba son los buenos tiempos logrados en sus últimas presentaciones, donde sin contar con el mejor auto de la escuadra, hacía registros apenas un segundo más lentos que Reutemann y otras primeras figuras de la categoría, y del mundo. Quienes observaron al cordobés en Vallelunga, advirtieron gran disconformismo en él. Incluso, hay quienes afirman que con la última carrera dejaría definitivamente el equipo del ACA, aunque quedan de por medio las pruebas brasileñas y la de Córdoba, donde sin duda Ruesch será atracción. En pocas palabras, el panorama interno del equipo no ha cambiado en los últimos meses. Muchas cosas siguen dejando algunas dudas, a pesar de los brillantes resultados.
DETALLE DE LA PISTA
Vallelunga

El Autódromo de Vallelunga es un autódromo de la localidad de Vallelunga, Italia, unos 30 km al norte de la ciudad de Roma.El circuito se inauguró en 1951 al reciclar un antiguo hipódromo de arena, asfaltado en 1957 y ampliado en 1961, 1967 y 1971. A su vez, el sentido de giro pasó de ser antihorario a horario en 1970. En el año 2004, se construyeron nuevas instalaciones que incluyen un centro de seguridad vial, así como una extensión del circuito, por lo cual Vallelunga recibió el permiso para usarse como pista de pruebas de los equipos de Fórmula 1.
El trazado principal International consta de 10 curvas, 7 a la derecha, 3 a la izquierda, el largo de las curvas va de los 23 metros de la "Tornante" a los 166 metros de la "Curva Grande". La pista para automóviles es de 4.085 metros, mientras que la versión para motos es de 4.110 metros (con chicana), además tiene una variante llamada Club de 1.746 metros de largo. La pista tiene 23 lugares para los comisarios. Para el público está la tribuna "Traguardo", en la línea de partida, con capacidad para 6.000 asientos, y "Colina" de 15.000 asientos.